Nos volvimos a ver,
pese a los pedidos de un espacio de reflexión, nos volvimos a ver.
En realidad, vino a darme una mano para colocar una reja. Ahora la ventana del comedor quedo como
una pecera enjaulada, muy fea a mi gusto, pero necesario para sentirme segura. Hasta
donde hemos llegado en este mundo que quiere pintar que todo esta bien, dejando
sensaciones, solo eso… de inseguridad.
Compartimos 24 horas, charla y mete, tarugos, bulones, risas
y algunas lágrimas.
Compartimos sabanas y cansancio.
Inevitable no hacerlo.
Ahora el silencio invade mi espacio, con un dejo de soledad,
simplemente necesaria para saber hacia donde quiero ir.
Un play- off de mi disco rígido, que trae y borra
sensaciones, de felicidad y tristezas.
Susurros, que quieren ser gritos desesperados, pidiendo que
no me suelte la mano.
Caricias y besos, que no son solo eso.
No poder engañarse, ni engañarme, pensando que hoy existe un final.
Simplemente porque en nuestro interior el alma sabe de ese
amor pactado en otro tiempo.
Un giro que me permita amar libremente, que marque las
huellas a seguir,
dando sin condicionamientos, entregando lo mucho o poco que
puede existir en mí.
Un giro que termine con esos miedos, que lo único que
supieron hacer, es destruir.
Un volver a empezar,
Sabiéndote amada, cuidada, respetada, valorada.
Sintiéndome segura, confiada de poder dar ese amor que te
mereces.
Para amarte como nunca nadie te amo.
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